Las casas de Quinta Calisto fueron diseñadas para parejas de una misma familia que deseaban vivir en comunidad pero con un alto grado de privacidad visual. El ocultamiento, por lo tanto, se convirtió en el concepto principal para cuatro de las cinco unidades. El frente de cada casa hacia el espacio comunal se diseñó como un muro “ciego”, mientras que los otros lados del edificio se abrirían hacia los jardines. La materialidad y las entradas principales en estas paredes se desarrollaron luego con cada pareja para reflejar su personalidad y aspiraciones.